Felipe Lizana Miranda futbolista de selección
Publicado el Viernes 26 de Agosto del 2022
Con 36 años vistió la Roja de Todos y esperan volver a representar al país, esta vez en la Copa América
Al momento de dar sus primeros pasos toma contacto con un amigo que se volverá inseparable. Se trata del balón, y con él el deporte que lo apasiona.
Desde que tiene recuerdos ha disfrutado del fútbol. Fue así como llegó a formar parte del Club 18 de Septiembre en Talca, para luego vestir la camiseta de Colo Colo en la serie cadetes.
Su infancia estuvo vinculada al deporte, la cancha, los amigos, el balón, los goles y una habilidad innata que lo hizo abrazar la idea de llegar al profesionalismo, pero ocurrió lo impensado.
El deportista de alto rendimiento Felipe Lizana Miranda relata que “fue bien difícil el aceptar que no tenía una pierna. Entré por un tumor en la rodilla en el Hospital de Talca y salí de ahí sin mi pierna derecha y ahí pensé que se me acaba el sueño de ser futbolista, que era lo que yo pretendía… Eso fue a la edad de los 12 años, cuando estaba cumpliendo los 12 años vino esto de la amputación”.
Fue entonces cuando el solo pensar que no podría nunca más practicar el deporte que lo apasiona dejó una marca en su vida, y no el hecho de la amputación de su pierna. Pero la vida se encargó de cruzar nuevamente en su camino a ese compañero y amigo inseparable, era cuestión de tiempo para que Felipe y el balón volvieran a ser uno solo en la cancha.
“Desde que me pasó el tema de mi pierna, usé prótesis, pero me pesaba mucho, jugaba con la prótesis, la rompí muchas veces, lo que generaba un gasto para mi mamá. Como mamá ella estuvo siempre para que jugara, no importaba el valor que tenía el arreglar la prótesis, salían 200 o 300 lucas en esos años, estamos hablando de 1996, era harta plata, pero como mamá a ella no le importaba porque lo que quería era ver a su hijo feliz”.
Recuerda que con su hermano llegaba a la placilla frente al Gimnasio Regional a pelotear y por sobre todo a utilizar la pierna izquierda para golpear la pelota, esto lo llevó a atreverse a jugar en el colegio y para que lo dejaran jugar fue arquero pero siempre con la meta de no evitar los goles, sino que anotarlos.
La habilidad se impuso y en el liceo era carta fija en el equipo con sus compañeros.
Felipe se enorgullece de los logros alcanzados y uno de ellos es que “hoy en día juego en el club Los Copihues, también juego en un campeonato que se llama Pepe Le Puf donde represento a Cordillera Futbol Club, y en los equipos me hacen sentir uno más y mis compañeros que juegan en contra también me hacen sentir que soy uno más y por sobre todo las habilidades que tengo, porque siempre he dicho que no hubiese sido bueno hubiese tenido que ser el que organiza el partido, el que lleva el agua, el que lleva la pelota, el que lleva todo para que me dejaran jugar, pero tengo un poco de habilidad, así que me invitan a jugar harto y me siento conforme con todo lo que ha pasado conmigo, le di vuelta al destino”.
Nominación a la Roja de Todos
La sorpresa llegó de la mano de una invitación para participar de uno de los talleres que desarrolla la Fundación Amputados Sin Límite, mientras participaba se entera que serían observados para ir conformando la nómina de la selección Chilena y su habilidad deportiva y destreza con el balón hicieron que lo nominaran para vestir la Roja de Todos.
Felipe Lizana Miranda afirmó que “fue una alegría tremenda, era cumplir el sueño que quería, el ser entre comillas profesional. Ese era mi suelo, cuando llegó esa nómina, esa citación para mi fue un sueño cumplido”.
Fue así como con la ilusión de sacar pasajes para el mundial de Turquía es que Felipe llegó a Colombia junto a los demás seleccionados, realizaron una ardua tarea para ir pasando etapas ante equipos experimentados pero no se logró el objetivo -pero fue por muy poco. Sin embargo, la habilidad del 10 de la selección nacional se hizo notar en el torneo clasificatorio.
Ahora la meta esta en mantenerse en la nominación para lo que será Copa América, que aún no tiene fecha pero se está postulando para que se realice en Chile.
“El Sueño no se termina, pero hoy en día voy a cumplir 37 años, me dio una artritis en el hombro por eso estoy un poco complicado. Después de terminar un partido me viene el dolor. Ojalá Dios quiera y la Virgen pueda llegar a jugar la Copa América y quisiera tener otra revancha con el tema del mundial porque estuvimos ahí, muy cerca de clasificar, era la primera vez que Chile participaba”, en un campeonato internacional de futbol amputado.
Felipe hoy requiere del apoyo del sector privado, que confíen en sus habilidades y destrezas que de seguro lo llevarán a vestir nuevamente la Roja, pero para ello necesita los recursos que le den tranquilidad que se está preparando de la mejor forma posible para representan al país en el deporte competitivo.